Comentario
La Iglesia cristiana primitiva nació en un contexto en el que ya existían otras muchas religiones e Iglesias más estructuradas. A fin de sobrevivir y prosperar, fue necesario fijar su sistema de creencias, organizando un canon único que sirviera de referencia para todos los creyentes. Sin embargo, éste fue un proceso lento y no exento de dificultades, pues ya desde el primero momento surgieron interpretaciones divergentes, disputas teológicas y cismas. La doctrina central, fijada por la Iglesia, fue llamada ortodoxia, mientras que la disconformidad con ésta se denominó heterodoxia, aunque también se llamó herejía, palabra proveniente del griego "hairesein", elegir. La ortodoxia cristiana era decidida por los obispos, reunidos en concilio, quienes trataban temas fundamentales en los primeros momentos dela Iglesia cristiana como el celibato sacerdotal, la autoridad de la Biblia, el papel de la mujer o la celebración litúrgica.
Uno de los mayores motivos de controversia teológica fue el dogma de la Santísima Trinidad, es decir, la concepción de que Dios es a la vez uno y trino, compuesto por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La relación entre Dios y cristo también fue una espinosa cuestión, origen de profundas discusiones teológicas que dieron origen a las primeras herejías, como el maniqueísmo, el marcionismo, el arrianismo y el montanismo. El resultado de esta discusión se saldó con la formulación del credo en los Concilios de Nicea (325 a.C.) y Calcedonia (451 d.C.), en el que se establecen los principios fundamentales de la fe cristiana.